Slow Fashion vs Fast Fashion: Una pelea por la Moda
- Nicole Damas
- 17 abr
- 3 Min. de lectura
La moda está pasando por un momento bien tranca. Cada vez se ve más cómo se prioriza tener harta ropa en vez de tener buena ropa. Un ejemplo clarísimo fue lo que se vio hace nada en Coachella, ese festival donde la gente se manda con los outfits más locazos y creativos. Pero seamos honestos: muchos solo compran ropa nueva para ese día, se toman sus fotitos y después ese conjunto ya ni lo vuelven a mirar. Así de rápido pasa.
Aunque también hay quienes hacen todo lo contrario: reutilizan lo que ya tienen en el clóset y hasta se arman looks nuevos usando técnicas como el upcycling (link del artículo pasado), dándole una segunda vida a sus prendas.
Y ahí es donde se nota clarito que hay dos caminos bien distintos: el fast fashion y el slow fashion. ¿Y por qué de ellos depende el futuro de la moda? Aquí te lo chismeo.
¿Qué es el fast fashion?
El fast fashion, en sencillo, es esa producción masiva de ropa, accesorios y todo lo que esté de moda. La vaina es hacerlo todo al toque, en grandes cantidades, para que llegue rapidito a las tiendas y a precios bien bajos. ¿El chongo? Que para que sea tan barato, muchas veces se usan telas de mala calidad y, peor aún, hay chamba mal pagada y hasta explotación. Todo eso solo por tener más ropa, más rápido.
Las tendencias cambian a la velocidad de un TikTok, y la gente compra nomás, sin cranearlo mucho. Llenan el clóset con prendas que, con suerte, se ponen una vez y después quedan tiradas.
Y como se produce ropa como cancha, marcas como H&M o Shein ya ni saben qué hacer con tanta mercancía. ¿Y adónde termina todo eso? En cerros de ropa olvidada, como los que se han formado en el desierto de Atacama. Un lugar, aunque es hermoso, ahora también es conocido como el basurero de la moda. Miles de prendas ahí, botadas, sin que nadie las haya usado nunca.
¿Cuál es el objetivo del slow fashion?
El slow fashion nació como una respuesta al boom del fast fashion, cuando ya se empezaban a notar los efectos negativos en el medio ambiente. Esta propuesta va a su ritmo, con calma, apostando por ropa bien hecha, que dure y que puedas usar hasta el fin de los tiempos. Más que cantidad, se trata de calidad y de consumir con conciencia causita.
La idea es que la ropa dure harto, que se haga con conciencia, y que además se asegure un ambiente de chamba digno para quienes la hacen. Todo esto para tener un impacto mucho más positivo en el planeta, porque también se busca usar materiales sostenibles que respeten el medio ambiente.
Igualito, el slow fashion promueve darle una segunda vida a la ropa y frenar esa necesidad de estar comprando todo el rato. La idea es tener en el clóset solo lo que realmente te importa y usas, sin llenar por llenar.
Coste ecológico: ¿Quién ganará?
Como ya hemos visto, el fast fashion puede ser barato para tu bolsillo, pero le sale carísimo al medio ambiente. Esto pasa porque consume un montón de agua y genera más o menos 500,000 toneladas de microplásticos, según una investigación de Chugchilán Veintimilla sobre el fast fashion.
En cambio, el slow fashion va en contra de esa tendencia que, lamentablemente, muchos influencers siguen promoviendo en sus redes. Esta alternativa busca reducir el impacto ambiental y, sobre todo, generar conciencia.
No podemos negar que varias marcas de fast fashion están tratando de redimirse (o al menos limpiar su imagen) sacando colecciones sostenibles. Pero ojo, eso no siempre quiere decir que haya un cambio serio. Al final, la mejor opción sigue siendo bien simple: comprar solo lo necesario, pensar antes de consumir y elegir con más conciencia.
¿Qué piensas tú?¿Estás listo para sumarte al slow fashion o sigues enganchado con el fast fashion? ¡Cuéntanos en los comentarios!
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